Actualmente, Estonia es uno de los veintisiete estados soberanos de la Unión Europea. Sin embargo, hace cien años la idea de estar a la altura de países como España o Italia parecía impensable. Hoy en día, es una realidad. En esta entrada, vamos a viajar a través de los últimos cien años de la tierra que hoy conocemos como Estonia para averiguar como se ha convertido un país tan atractivo desde el punto de vista económico. Desde la época de dirección de las élites alemanas del Báltico hasta la Estonia perteneciente a la Unión Europea, pasando por su época independiente en el primer tercio del siglo XX y su posterior adhesión e independencia de la URSS.
A comienzos de 1900 la situación era ciertamente complicada. La sociedad se encontraba divida entre un amplio porcentaje de campesinado de etnia estonia frente a alrededor de un cinco por ciento de élite germánica, conocida como los alemanes del Báltico, que eran los altos cargos políticos y militares que dirigían el territorio.
La reciente abolición de la servidumbre y la expansión de la educación provocaron la aparición de un fuerte nacionalismo que exigía la independencia de su vecino oriental, Rusia. Líderes como Johann Voldemar Jannsen e instituciones como la Universidad de Tartu favorecieron la politización de este movimiento en respuesta al intento de rusificación llevado por el gobierno de los Zares.
Su apuesta por la economía de mercado ha resultado tan exitosa que se ha convertido en un referente a nivel europeo en un sector tan competitivo como el tecnológico entre otros.
Estas tendencias han colocado a Estonia ,a niveles de PIB per cápita, a la altura de países como España, algo impensable en 1990.