A pesar del relativo auge económico y político que tuvo Aragón dentro de la Corona de Aragón, las nuevas tendencias y cuestiones territoriales convirtieron lo que pudo ser el núcleo de referencia de un gran país en una zona que, tras quedar ¨encerrada¨, cada vez fue a menos. En esta entrada, vamos a tratar acerca de la evolución política y territorial de Aragón y sus dominios y cómo esto fue trascendental para la posterior configuración.
Tras la leve pero constante conquista a los territorios musulmanes, Aragón se va conformando como un Reino referente dentro del contexto peninsular gracias a las buenas condiciones agrarias, el aumento de tierras de cultivo y la ausencia de pestes durante el siglo XII.
Sin embargo, son varios los indicadores de cambio los que van mostrando ciertos aspectos que relegan a esta región al papel secundario que posee hoy en día.
La cuestión política fue un problema propiciado tras la conquista de Valencia y Baleares por Jaime I, que tomó la decisión de crear reinos en vez de aumentar el territorio aragonés. Es una cuestión fundamental que deja a Aragón como un ¨solar cerrado¨ con cada vez menos relevancia.
Además, en lo económico, la abundancia de tierras y de privilegios en las tierras aragonesas desincentivaron la inversión de capital para aumentar la producción que, unido a la depreciación de la moneda imposibilitó el desarrollo comercial que, así como en Europa tendría como consecuencia el protocapitalismo, en Aragón se vio retrasado, manteniendo así una economía feudal.
Este hecho es fundamental para considerar que la moneda constituía un mero instrumento de intercambio y no capital como tal. Como consecuencia, esto retrasó la aparición de una burguesía fuerte que a su vez, imposibilitó la aparición de tecnologías para la industria emergente, que a priori, ofrecía buenas perspectivas de crecimiento.
Todos estos factores propician la desincentivación a la innovación y de la creación de riqueza, lo que arrastró una pérdida demográfica importante. El capital humano se redujo, mermando la producción, lo que favoreció la disminución de las rentas medias de los aragoneses, hecho que derivó en un menor consumo por parte de las familias. De esta forma la economía entró en un bucle y así se quedó siguiendo la estela de las crecientes economías catalana y valencianas.
Los diferentes cuestiones limitantes impuestas por algunos dirigentes y reyes causaron un ¨efecto trampa de la pobreza¨ que mermaron la relevancia política y social.
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